CNH impulsa la reflexión sobre historiografía educativa
La creación de textos escolares que incluyan la participación histórica de los grupos sociales omitidos en la historiografía tradicional, fue una de las ideas más demandadas en la II Jornada de reflexión en torno a la enseñanza de la historia, titulada en esta ocasión Enseñanza y emancipación: 200 años después, actividad realizada el 15 y 16 de junio en el Museo de Bellas Artes.
En el encuentro convergieron miradas heterogéneas que coincidieron en democratizar la enseñanza de la historia a través de nuevos libros contextualizados en la realidad de nuestra memoria histórica, además de la aplicación de estrategias que permitan formar ciudadanos participantes en sus propios procesos de aprendizaje y en la búsqueda de soluciones a los problemas existentes en sus comunidades.
El intercambio de ideas contribuyó a comprender que los métodos utilizados para enseñar historia a niños, niñas y adolescentes, no ha influido en la apropiación de una identidad nacional que reivindique las luchas afrontadas por nuestros antepasados en pro de la integración de una sociedad más justa e independiente.
Hay que comenzar desde la escuela
La investigadora Karin Pestano, quien es coordinadora de Asesoría y Enseñanza de la Historia en el Centro Nacional de Historia, manifestó que es necesario la disposición de espacios de discusión sobre la enseñanza de la historia, dado que “actualmente la capacitación docente es algo que hay que trabajar más y este espacio abre las puertas para las nuevas propuestas”, expresó Pestano.
Destacó la intervención del investigador Andrés Burgos en las Jornadas, pues argumentó que los nuevos enfoques historiográficos se quedan en el ámbito de los historiadores y no transcienden a quienes enseñan la historia, lo cual es importante considerando que las nociones de historia son fijadas precisamente durante la etapa escolar, “si queremos revolucionar verdaderamente la historiografía, hay que empezar definitivamente por la edad escolar”, aseguró Pestano.
La investigadora comentó que la propuesta de crear nuevos textos escolares para la enseñanza de la historia se ha vislumbrado no solo en esta jornada reflexiva, sino también en otro tipo de actividades organizadas por el CNH que no están relacionadas directamente con la enseñanza de la historia sino con el Bicentenario, lo cual demuestra que es una exigencia que demanda la sociedad, “es tan necesario que las editoriales privadas han solicitado que nosotros les digamos como es que tienen que hacer los nuevos libros para ellos poder venderlos”, recalcó Pestano.
Necesidad de nuevas lecturas historiográficas
La intervención del profesor Silvio Di Bernardo evidenció la necesidad de que se creen obras editoriales que desmonten el discurso historiográfico impuesto desde las aulas de clase, presentó un trabajo investigativo donde se analiza de forma conceptual y epistemológica el texto de Historia Universal de 8vo grado editado por la editorial Santillana en el 2006, el cual se ajusta al programa oficial de educación vigente aprobado por el Ministerio de Educación Popular para la Educación.
Explicó que de 224 páginas que componen el libro, 157 corresponden a la historia de Europa, mientras que 55 son dedicadas al resto del mundo, 7 a la presentación y 4 a la prehistoria, lo cual demuestra un desbalance, que de acuerdo a lo expresado por Di Bernardo, nos lleva a plantearnos la interrogante de si realmente el texto es de historia universal o historia de europea. También indicó que de las 237 imágenes que componen el libro, 143 corresponden al Viejo Continente, “esto va configurando un imaginario”, puntualizó el profesor, quien agregó que se la ha dado más importancia al aspecto técnico que al aspecto conceptual de las herramientas didácticas.
Mencionó además que la obra refleja lo que el denomina como los “Grandes Ausentes”, considerando que sobre la historia brasileña se dedican solo 10 páginas, 8 se refieren a la historiografía centroamericana, 6 hablan de África, y 1 página se destina a la historia de Asia.
En cuanto a los temas manejados, argumentó que se demuestra mayor interés hacía el renacimiento, la independencia estadounidense, la revolución francesa, la revolución industrial y las guerras mundiales; mientras que la independencia americana, así como las revoluciones cubana y mexicana, ocupan menos espacio dentro del texto, entretanto los movimientos antiimperialistas no se reflejan en el contenido de sus páginas.
Di Bernardo concluyó que se deben adecuar los programas oficiales educativos a la nueva realidad nacional y social, además de rescatar la figura del docente intelectual.
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